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Vladimir Guerrero: "No hablaba mucho inglés, pero sí bastante con el bate"

Por Jorge Ebro, el Nuevo Herald – Vaya ahora mismo a google y busque bajo el nombre de Vladimir Guerrero. Le apuesto que saldrán más cosas del hijo que de le leyenda de la pelota dominicana, mientras que algunos osados afirman que el prospecto podría superar al padre.

Eso habrá que verlo. Aunque se haya quedado a 15 votos de ser elegido al Salón de la Fama en su primera presencia en la boleta, el orgullo de Nizao es un inmortal caminando de los pies a la cabeza y bastará esperar unos meses para que la historia y la justicia se fundan a medio camino rumbo a Cooperstown.

Símbolo del pelotero completo, rotundo, con números sólidos en la ofensiva y enormes jugadas de lujo a la defensa, Vladimir Guerrero, a sus 42 años, vive el retiro rodeado de la familia, entre juegos de sóftbol y sin quitarle un ojo al junior. Sin desesperos por ver su placa colgada en el Templo y con la calma fecunda de quien nada tiene por demostrar ni nada le queda por hacer.

Cuando buscas Vladimir Guerrero en internet, muchas veces sale tu hijo primero.

“Que orgullo para un padre. Es apenas su segundo año en los Estados Unidos y me siento muy contento con lo que está haciendo. Ahora viene al Juego de las Estrellas del Futuro. Le digo que poco a poco para llegar lejos. Es mi primer hijo”.

¿En qué se parece el niño a ti?

“Dicen que en el swing, porque lo hace duro, pero fíjate que toma más bases por bolas que yo. No le hace swing a bolas malas. Va aprendiendo en las Menores con Toronto”.

¿Sería algo sacrílego decir que puede ser mejor que tú?

“Hay que esperar. Ya yo hice lo que hice y él está comenzando. Solo quiero que Dios me le de salud. Sé que el va a hacer buen trabajo”.

¿Qué sentiste al quedar casi al borde de entrar en Cooperstown?

“Contento. Era mi primer año en la boleta. Cuando comencé a jugar nunca imagina que algún día iba a estar en la lista de los aspirantes. Uno solo aspira a mantenerse con la ayuda de Dios y esperar lo que pueda suceder”.

¿Confías en que este 2017 será finalmente el decisivo?

“Dios sabe lo que hace”.

¿Qué momento recuerdas con mayor alegría de tu carrera?

“Mi primer jonrón. Se lo di a Mark Wohlers. Pensaba que me iban a sacar para poner a otro a batear. Me dejaron y di el palo”.

¿Eso es más importante que el premio de Más Valioso, que tus números?

“Wohlers era uno de los mejores cerradores de la época. Estaba con Atlanta. Ese cuadrangular me dio confianza. El resto es historia”.

¿Cuál fue el momento más difícil?

“Ninguno. El béisbol solo me dio alegrías. Pasé trabajo con algunas lesiones, como en el 2003 en la espalada, pero en general me sentí contento?

¿Cómo sobrellevas el retiro?

“Jugando sóftbol en Dominicana. Que no es lo mismo que jugar pelota. Ahí los pitchers se olvidan que uno es Vladimir Guerrero. Ahí no respetan a nadie, pero uno juega para divertirse”.

¿Cómo ves el estado de la pelota en tu tierra?

“Me preocupan los muchachos jóvenes. Desde que los firman quieren comprar carros. No se entregan para llegar a Grandes Ligas. El bono no es el final sino el principio. Los más viejos tratamos de alertarlos. Algunos se han matado en sus vehículos”.

Ahora hay traductores en los clubes, en tu época no. ¿Fue dura la barrera idiomática?

“No, porque yo hacía mi trabajo con el bate. No hablaba mucho inglés, pero hablaba bastante con el bate. Que bueno que tienen traductores los muchachos para que puedan comunicarse”.

Los scouts decían que Guerrero era la imagen viva de un pelotero de cinco herramientas.

“Nunca le di mente a eso. Simplemente hacía mi trabajo. Si te crees que eres el mejor cuando vas a batear, no lo vas a hacer”.

Nadie mejor que tú le conectaba a pelotas fuera de la zona de strike.

“Es que los pitchers a veces eran brutos. Me lanzaban bolas malas y no sabían que si me lanzaban al medio me podían sacar out más rápido”.

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